Que un plástico sea reciclable no significa que acabe reciclado. No lo decimos nosotros, sino la propia Comisión Europea: “Muchos de los plásticos en Europa acaban incinerados o en vertederos, incluso cuando los consumidores hacen el esfuerzo, muchos de los envases que consumimos son muy difíciles de reciclar, o no se pueden reciclar”. Por cuestiones económicas, técnicas o de mercado, muchos de los productos que usamos a diario, aunque se puedan reciclar, tienen muy pocas posibilidades de que acaben reciclados.
Algunos ejemplos son:
Bolsas de patatas fritas
Y en general cualquier tipo de bolsa con esa apariencia. Esto se debe a que están hechas de diferentes tipos de materiales. Suelen estar compuestas de dos capas de polipropileno para mantener los productos crujientes, a la capa interna se le añade un revestimiento de aluminio, y entre las dos capas hay otra capa de polietileno, para dar fuerza y flexibilidad.
Esto es una pesadilla para los recicladores ya que habría que separar cada uno de estos materiales.
Un truco para saber si se trata de una bolsa de este tipo es aplastar la bolsa con la mano, haciendo como una pelota, si al soltarla recupera su forma original se trata de este tipo de composición.
Bandejas de poliespan
Son las típicas bandejas en las que muchos comercios ponen los productos frescos. Según la Fundación Ellen MacArthur, este material tiene unas tasas muy bajas de reciclaje. Aunque técnicamente es posible reciclarlo, se necesitan grandes cantidades, suele acabar sucio y su ligereza y tamaño voluminoso (el 95% es aire) dificultan su transporte y tratamiento.
En muchos lugares se ha prohibido el uso de productos desechables de poliespan, como en Nueva York, donde los prohibieron porque su reciclaje no era viable económicamente ni ambientalmente efectivo.
Cubiertos de plástico
Según la web de Ecoembes no se consideran envases, por lo que recomiendan llevarlos a punto limpio. Dudo que mucha gente vaya al punto limpio a llevar cubiertos desechables..
Por su tamaño y el tipo de plástico que están hechos no es viable económicamente.
Me asusta pensar en la cantidad de cucharillas que se usan a diario con los cafés para llevar (que tienen una vida útil de 10 segundos), o en los sitios de comida rápida y que acaban sin ser recicladas.
Envoltorios pequeños y pajitas
Según la Fundación Ellen MacArthur los objetos de plástico de tamaño pequeño (que suponen el 10% del mercado por peso y 35-50% por número) tienen a perderse durante el tratamiento de los residuos y no tienen valor económico. Entre estos productos se encuentran tapones, pajitas, envoltorios de caramelos o dulces, envases pequeños, precintos, etc.
En las instalaciones de clasificación automatizada se eliminan los artículos pequeños en las primeras etapas, para quitar la suciedad y otros objetos que puedan dificultar el proceso. Un sistema de mallas se deshace de los objetos menores de 4 – 7 cm, que luego se envían a incinerar o al vertedero. Clasificar manualmente podría ser la solución, pero económicamente es inviable por la baja proporción de material comparado con el tiempo que lleva seleccionarlo. Vamos, que el sistema está para rescatar plásticos de mayor tamaño.
Tubos de la pasta de dientes
Aunque Ecoembes indica que lo pongas en el contenedor amarillo, no se suelen reciclar. Como ocurre con las bolsas de patatas fritas, los tubos de pasta de dientes contienen distintos tipos de plástico y aluminio, lo que complica mucho su reciclaje.
Prueba de ello es que hace unos meses Colgate anunciaba que ponía el primer tubo de pasta de dientes reciclable del mercado. ¿La primera? Si, y cada año se consumen 20.000 millones de tubos en todo el mundo.
Cepillos de dientes
Ecoembes dice que lo pongas directamente en el contenedor gris, al no tratarse de un envase. Su tamaño, unido a que suelen ser de diferentes tipos de plástico hacen que su reciclaje no sea viable.
Bolsas de productos alimenticios
Según Alberto Vizcaino, en su libro Contenedor amarillo, en las plantas de clasificación de residuos domésticos los plásticos ligeros se separan por soplado, lo que da lugar a paquetes de plásticos mezclados, impregnados con otros residuos y con una cierta cantidad de volátiles varios. Estos son plásticos de muy bajo valor y que requieren un gran tratamiento, por lo que no es rentable. Y por desgracia, la rentabilidad pesa más que el medio ambiente.
Film
Es otro plástico que es difícil de reciclar. Sin un equipamiento adecuado puede atascar las máquinas de reciclado. Al no poseer una identificación del tipo de plástico del que están hechos, se vuelve complicado reconocerlo. Además suele venir contaminado con restos de comida, lo que todavía dificulta más su reciclaje.
Es mucho más costoso reciclarlo que usar materiales vírgenes.
Botellas de colores
Algunas marcas recubren sus botellas con un plástico de colores, o directamente sacan al mercado botellas de colores distintos.
En la mayoría de las plantas de reciclaje las técnicas de separación se realizan con sensores, que son capaces de identificar el tipo de plástico del que se trata. Los recubrimientos, o los colores diferentes hacen que el sistema no reconozca el material, teniendo que ser retiradas a mano, lo que no siempre es posible.
Además, los plásticos de colores tienen un precio más bajo en el mercado, tienen mucha menos demanda.
Bolígrafos
Ecoembes también nos recomienda tirarlos al contenedor gris. Los bolígrafos están hechos de diferentes materiales. Como en otros casos, no es rentable económicamente hablando.
En este caso por suerte hay una empresa que los recicla, por que puedes juntar unos pocos y llevarlos a sus puntos de recogida.
Monodosis
Por su tamaño pequeño y porque muchas de ellas están contaminadas con restos de productos alimenticios. Lo malo es que cada vez nos están invadiendo más, como las odiosas monodosis de aceite de oliva que están por todos lo lados.
Según la Fundación Ellen MacArthur, sin mejoras en el sistema el 30% de los envases de plástico nunca se reciclará o reusarán. Por su propio diseño están destinados al vertedero o a la recuperación energética. Lo que significa que si todo fuera perfecto solo se podría reciclar un 70% de los envases y, por desgracia, el sistema de recuperación y tratamiento de los residuos está muy lejos de la perfección.
Eso no significa que dejemos de reciclar, tenemos que seguir haciéndolo (después de rechazar, reutilizar y el resto que erres que queramos incorporar), lo que significa es que debemos de exigir a las empresas que ponen los envases en el mercado inviertan más en diseño de sus envases para que su reciclaje sea perfectamente viable al final de su vida útil.
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